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Alfarería de Naval
La Alfarería antigua de Naval (Huesca)
A comienzo del siglo XX todavía existían 20 alfares que seguían produciendo barro vidriado al modo tradicional. Todavía en 1940 había 14 talleres y 22 maestros alfareros. En las décadas de 1960 y 1970, la población de la villa descendió de 584 a 387 habitantes y todas las alfarerías desaparecieron.7
Una de las piezas mas características es la "Pichela" o jarra de vino del tipo altoaragonesa de Naval, totalmente barnizada y con pico vertedor -sobrepuesto en el exterior de la pared de la vasija- que comunica con el interior por un orificio circular
La alfarería en la provincia de Huesca (España) reúne el conjunto de la obra artesanal producida en un contexto social familiar y para uso utilitario y funcional. Huesca tuvo importantes centros de ollería y cantarería en los focos de Naval, Fraga, Bandaliés y Tamarite de Litera.
Entre los más productivos en el campo de la ollería destacaba el foco de Naval, con un posible origen morisco desde el inicio del siglo xvii, y documentado en 1849.
En la década de 1970, el éxodo rural llevaría a la práctica desaparición de las alfarerías, conservándose activos los alfares de de los Echevarría y la familia Buetas. A partir del año 2002 se inicia la recuperación de la artesanía cerámica con la puesta en marcha del Centro de Interpretación de la Alfarería de Naval, instalado en el antiguo alfar de Pedro Salanova, que incluyó un museo de cacharrería local.
Son representativas piezas tradicionales como la pichela, los pucheros de cuerpo alargado decorados con círculos pintados en verde con cordoncillo y pezones, así como las cazuelas, escurrideras y platos tortilleros.
Pichela con el sello del alfarero: JOSÉ TRILLO. NAVAL (HUESCA). Museo de Sobrarbe.
Historia de la Alfarería de Naval
La tradición ceramista, pudo estar unida a la otra actividad industrial del pueblo que fue la salinera. La aparición de producciones de sal y ollería hicieron de la villa cuna de los arrieros que trajinaban con estas mercancías, convirtiéndose en los intermediarios de la montaña y la tierra plana.
La importancia de la alfarería en Naval la atestigua la existencia de 20 alfares a comienzo de siglo, con sus maestros y aprendices. Barrios enteros se dedicaban a esta actividad, como la Calle Obradores, donde se conservan numerosos talleres.
La producción de cerámica en Naval se remonta a la antigüedad. Probablemente, la existencia de buenas canteras de arcillas ferruginosas sedimentarias impulso el origen de su alfarería. Sabemos que en 1603 había 275 moriscos que, en su mayor parte, ejercían el trabajo de alfareros. La expulsión decretada en 1610 nos indica que naval contaba con 460 habitantes.
En 1849, Pascual Madoz dice de Naval: …existen diferentes fábricas de vajilla de fuego de muy buena calidad, cuya fama llegó a Zaragoza, en donde es preferida a cualquier otra de su clase y se paga a mayor precio… En esa época Naval era un centro importante cuya cerámica esmaltada con galena molida era apta para ser utilizada al fuego y cuya producción abastecía una gran parte de la montaña y el Somontano de Barbastro.
En 1940 había en Naval 14 obradores y 22 alfareros. Entre 1960 y 1970, la población de la villa desciende un 44% pasando de 584 a 387. En esta época las alfarerías desaparecen completamente. En los últimos años se reabren dos antiguos obradores y se reanuda la producción.
Álvaro Zamora (1980, 1977) se refiere a la pichela de Naval de forma inequívoca como producción tradicional y como «jarro con pico vertedor, usado sobre todo para vino… Es sobre todo muy típica la manera como se dispone el vertedor, saliendo el líquido por un agujero circular practicado en la pared de su cuello y vertiéndose a través de su pico, que se coloca formando ángulo».
Son muy escasas las referencias escritas a la forma y características particulares de las pichelas de Naval, e incluso al nombre. Constituye una información valiosa la afirmación de Álvaro Zamora (1980) de que las pichelas antiguas de Naval resultaban algo más achatadas y anchas y presentaban un vertedor más saliente que las actuales, en referencia a las que encontró en su visita al alfar de Naval en los años 70 del pasado
siglo. La tendencia a la mayor esfericidad en la obra antigua, por otra parte, puede comprobarse también en otro tipo de recipientes como los pucheros.
Algunas de las técnicas de producción atribuidas a Naval podrían ser características y propias de este centro alfarero. Así, el hecho de que se aplicara a las piezas una vez oreadas una sola cochura, a diferencia de Bandaliés; es decir, los recipientes entraban en el horno una única vez con el barniz aplicado y decorados. La base y la pared inferior del exterior de las pichelas, quedaría sin cubrir totalmente por el barniz.
Sin embargo, los motivos decorativos no diferirían de los de Bandaliés. En la ornamentación de las piezas grandes confluían motivos decorativos incisos, excisos y pintados. En las pequeñas, solo los pintados. La decoración pintada empleaba engalbas de tierras blancas naturales que se colocan en las vasijas crudas y sin barnizar. Tras la cocción presentan una coloración amarilla. En la última época, los “puntos” fueron y
son la decoración básica de la mayor parte de las pichelas de Naval y el único motivo en las pichelas pequeñas.
En piezas más antiguas se observan trazos de color negruzco de manganeso (ondulaciones, espirales y otros motivos). La decoración excisa está formada por cordones digitados (“de cordoncito” en expresión local) horizontales, verticales, aislados, rectos, ondulados, en espiral, con formas arbóreas, etc.
Estos tres ejemplos de Pichelas atribuidas a Naval, permiten ver la decoración antigua del siglo XIX o anterior hecha con pintura en manganeso y la del siglo XX con engalbe blanco. (Manrique 2012: 110)
Las formas producidas en la alfarería tradicional de Naval
Las formas más usuales en la alfareria de naval son:
1- Pichela. La característica jarra pirenaica con pico y agujero interior
2 Jarro. Ademas de las pichelas había jarros redondos, con la misma forma y proporciones, pero sin pico vertedor.
3 Puchero. De hasta neuve tamaños, algunos con tres asas y decorados con 2cordoncito"
4 Cazuela, de hasta nueve tamaños, como los pucheros, de cuerpo redondeado por arriba y estrecho hacia la base, boca ancha con pequeño reborde y sin cuello. Tienen dos o tres asas, en su parte alta y a veces pico vertedor.
Había hasta nueve medidas desde 1/8 de litro hasta 6 litros.
Pucheros y cazuelas se usaron en los tamaños mas grandes par adobos y mondongos, respectivamente. Los tamaños más pequeñs eran para cocinar.
5 Escurridera, de forma troncocónica invertida, con borde vertical y dos asas, fondo agujereado par permitir lavar y escurrir los alimentos
6 Hortera, de forma similar a la escurridera con dos asas planas y pequeñas. El termino hortera puede derivar de "tortera" o recipiente para elaborar tortas y tartas.
7 Tortillera, plato para dar la vuelta a la tortilla
Además otras formas menos producidas eran platos, soperas, tazones, copas y vasos
Decoración típica de la cerámica de naval
Los "grupos de puntos" son la decoración básica de la mayor parte de las piezas producidas en Naval. Este es el motivo decorativo que destaca en las peizas pequeñas como escurrideras, horteras jarros, cazuelas o "pichelas".
Las vasijas grandes llevan decoración incisa de zig-zag y aplicaciones en relieve de "cordoncito" y "pezones"
Para Álvaro Zamora (1980) las vasijas pintadas en color negruzco manganeso eran muy pocas en la etapa final del alfar en el siglo XX. Esta decoración se limitaba a una línea de zig-zag desigual
Algunas vasijas pequeñas se barnizan totalmente, pero por lo general las vasijas grandes dejan gran parte de la superficie externa sin vidriar.
Platos y "horteras" se vidrian únicamente por el lado interno.
1- Pichela, 2 Jarro, 3 Puchero, 4 Cazuela, 5 Escurridera, 6 Hortera, 7 Tortillera
Bibliografía:
https://www.alfareriadenaval.com/historia/
EMILIO MANRIQUE, ANA ROSA ABADÍA, DOMÈNEC GUIMERÁ (2012): Las pichelas aragonesas: singulares jarras pirenaicas para vino
Asociación Amigos de la Cerámica Decorada y la Alfarería (ALFACER). XV CONGRESO ANUAL DE LA ASOCIACIÓN DE CERAMOLOGÍA. La cerámica en el mundo del vino y del aceite. pp. 98-115.
ÁLVARO ZAMORA, M. I. (1977). “La ollería de Naval (Huesca)”. Argensola. N.º 71-78. Tomo XVIII. Huesca. pp. 71-92.
ÁLVARO ZAMORA, M. I. (1980). Alfarería popular aragonesa. Zaragoza: Pórtico. (Estudios; 6).
DÍEZ GALÁN, C. (2008). Del fuego al fuego. Alfarería vidriada aragonesa. Zaragoza:
Asociación Cultural Barro y Fuego.
